Conuro de la Patagonia |
La mayoría de las aves
puede volar y desciende de antepasados que podían hacerlo, aunque hay especies
que no son voladoras (véase Aves no voladoras). Además, el cuerpo de las
aves está modificado para aumentar la eficacia del vuelo. Los huesos de los
dedos y las articulaciones de las patas delanteras están fusionados formando un
soporte rígido para las grandes plumas de vuelo de las alas. También existe
fusión ósea en el cráneo y en la cintura pelviana, así se obtiene una mayor
resistencia y ligereza. En las aves adultas muchos de los huesos están huecos,
carecen de médula y están conectados con un sistema de sacos o bolsas aéreos dispersos
por todo el cuerpo. El esternón, o hueso del pecho, de la mayoría de ellas es
grande y tiene una quilla o cresta central llamada carina. El esternón y la
carina soportan algunos de los principales músculos utilizados en el vuelo. En
las aves de la subclase Ratites —como el avestruz, el kiwi y afines— que han
perdido la capacidad de volar, el esternón tiene un tamaño más reducido y la
carina se ha perdido.
Las mandíbulas de las
aves actuales se alargan como picos sin dientes y están cubiertas con una capa
córnea llamada la ranfoteca. En la mayoría de las especies es dura, pero
también puede ser correosa, como en los andarríos y en los patos. La ausencia
de dientes reduce el peso del cráneo.
Las aves no tienen glándulas sudoríferas y no pueden enfriar su cuerpo por transpiración. Durante el vuelo, el calor se dispersa con el paso del aire a través de su sistema de sacos aéreos y, cuando están en reposo, jadeando.
Las aves no tienen glándulas sudoríferas y no pueden enfriar su cuerpo por transpiración. Durante el vuelo, el calor se dispersa con el paso del aire a través de su sistema de sacos aéreos y, cuando están en reposo, jadeando.
Una técnica de supervivencia
durante el invierno, muy común en los mamíferos, pero rara en las aves, es la
disminución del ritmo de los procesos fisiológicos. Esto incluye la reducción
de la temperatura corporal y, en los casos extremos, se alcanza la hibernación.
Durante mucho tiempo se pensó que las aves no hibernaban. Sin embargo, las
últimas investigaciones demuestran que diversas especies de chotacabras,
vencejos y colibríes del desierto o de áreas de alta montaña, donde las noches
de invierno son muy frías, pueden entrar en un estado de letargo, similar a la
hibernación, para conservar energía.
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