Los primeros fósiles identificados como aves vinculan su ascendencia a los reptiles, posiblemente a dinosaurios terópodos de pequeño tamaño del periodo triásico (hace entre 245 y 208 millones de años). El primer fósil de ave que se conoce es Archaeopteryx, que tiene un tamaño parecido al de una paloma pequeña. Se han encontrado siete especímenes completos o parciales —y una única pluma— en los estratos de roca caliza de Solnhofen, en Alemania, y todos proceden del periodo jurásico superior. Esta especie posee una mezcla de las características anatómicas de los dinosaurios y de las aves. Si estos esqueletos primitivos no hubieran mostrado huellas de plumas, exactamente iguales a las de las aves actuales, los fósiles podrían haberse identificado como unos dinosaurios algo peculiares y de pequeño tamaño. El Archaeopteryx se diferencia de las aves actuales en que tenía dientes, garras en los dedos anteriores y en que las vértebras caudales no estaban fusionadas. Éstas formaban una cola larga y parecida a la de un lagarto, pero tenía un par de plumas ribeteando cada hueso. Sin duda, las plumas evolucionaron a partir de las escamas reptilianas, pero no se tienen las pruebas fósiles para conocer el modo de transición de una estructura a la otra. Por otro lado, algunos rasgos del esqueleto de Archaeopteryx son típicos de las aves actuales y no reptilianos. Aunque Archaeopteryx es el ave más antigua conocida hasta la fecha no se piensa que sea la antecesora del resto. Actualmente existe una gran controversia sobre el grupo de reptiles que dio origen a las aves aunque el reciente hallazgo de dos dinosaurios con plumas descubiertos en la provincia de Liaoning en China parece indicar que las aves son descendientes de dinosaurios terópodos.
Jilguero |
Uno de los aspectos más interesantes de la evolución de las aves es el origen del vuelo. Aunque no cabe duda de que Archaeopteryx era capaz de volar, al ser el ave más antigua, las discusiones sobre el origen del vuelo están centradas en él. Según la teoría arbórea, las protoaves trepaban por los troncos de los árboles, saltando de rama en rama y a otros árboles. Al principio utilizarían las alas únicamente para planear usando la fuerza de la gravedad como propulsor para finalizar volando activamente mediante el batido de las alas. Esta teoría estaría apoyada por las costumbres arbóreas de Archaeopteryx y por su capacidad para trepar por los troncos indicada por las uñas de sus dedos anteriores. Siguiendo a la teoría corredora, las protoaves serían rápidos corredores bípedos que utilizarían las alas bien para equilibrarse al saltar y correr o para capturar presas animales con ellas usándolas a modo de red. Las alas aumentarían la distancia a la que estos cazadores podrían saltar facilitando su huida de un depredador. Esta teoría se vería apoyada por el hecho de que las aves provienen de dinosaurios bípedos corredores y de que las plumas se originaron antes que el vuelo, según muestra el hallazgo de dinosaurios emplumados de China. Ninguna de las dos teorías está completamente aceptada.
Gorrión |
Al principio del periodo terciario (65-1,6 millones de años) se produce una enorme y rápida diversificación de las aves a partir de los ‘limícolas de transición’ de tal modo que en apenas 5-10 millones de años aparecen todos los grupos de aves actuales. El último grupo en aparecer fue el de los Paseriformes, a mediados del terciario.
El periodo cuaternario, que se inició hace cerca de 1,6 millones de años, se divide en dos épocas: el pleistoceno y el holoceno (que abarca el presente); la transición se sitúa hace unos 10.000 años. La mayoría de las especies de aves actuales, u otras muy parecidas, evolucionaron durante el plioceno y el pleistoceno. Algunas desaparecieron por completo, posiblemente debido a las rigurosas fluctuaciones climáticas originadas por el avance y el retroceso de los grandes glaciares que tuvieron lugar durante el pleistoceno.
La extinción es un proceso natural de la evolución y, sin duda, algunas especies se han extinguido a partir de la aparición de la especie humana. Desde el inicio de la historia escrita, de las casi 10.000 especies de aves conocidas hasta entonces han desaparecido, al menos, 75. La mayoría han sido exterminadas por los seres humanos, o por lo animales que éstos han introducido en todo el mundo; o bien se han extinguido debido a que la actividad humana ha alterado de forma drástica el medio, de modo que las aves no pudieron sobrevivir. Desde la segunda mitad del siglo XX, la deforestación de bosques, el drenaje de pantanos y marismas y la destrucción de otros hábitats han sido tan frecuentes (en especial en los trópicos), que resulta imposible calcular cuántas especies de aves se han perdido.
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