Muchas razas domésticas, incluyendo el maine coon, manx, azul ruso y el siamés se originaron como una variedad natural del gato doméstico específico de un área geográfica.
Otros, como el himalayo, son razas creadas por los humanos, resultado de una cuidadosa cría durante generaciones para conseguir el aspecto deseado. Algunas razas relativamente nuevas, como el rex (de pelo rizado), el sphynx (sin pelo), el scottish fold (con las orejas dobladas) y el american curl (con las orejas cubiertas de pelo rizado), surgieron de una mutación genética y fueron desarrollados como raza distinta mediante la cría selectiva.
Para cada raza de gato doméstico existe un modelo de perfección, declarado por diferentes asociaciones de propietarios de gatos, que describe el gato ideal de una raza determinada y sus rasgos distintivos, define las características ideales y las que no lo son y menciona los defectos que, en una exhibición de gatos, podrían suponer motivo de penalizaciones o de descalificación. Por ejemplo, en el estándar del gato siamés los ojos se describen con forma almendrada e inclinados hacia el hocico y la bizquera es un defecto descalificador.
Los modelos de cada raza difieren ligeramente de una asociación a otra y no todas las asociaciones reconocen la totalidad de razas. Para llegar a ser aceptada en una asociación, una raza debe, en primer lugar, ser aceptada de modo provisional. Para poder participar en campeonatos la raza debe superar una serie de exigencias que varía según la asociación.
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