El gato
se convirtió en acompañante del hombre más bien tarde, hace aproximadamente
4.000 años en Egipto. No se sabe muy bien el motivo que llevó a los egipcios a
domesticar al gato salvaje. Puede que se amansaran por motivos prácticos, ya
que el gato acababa con las plagas de roedores que asolaban las tiendas de
cereales, o por motivos religiosos, pues el gato desempeñó un importante papel
en la religión egipcia como representación de la diosa Bastet.
El gato
salvaje, a diferencia de los antepasados de todos los demás animales domésticos
importantes, no es sociable. No es difícil imaginar cómo los grupos humanos
pudieron hacer las veces de jaurías, piaras, rebaños o manadas para lobeznos,
jabatos, borregos o terneros salvajes, pero lo que no es tan fácil es saber por
qué una cría salvaje de gato habría de acceder a tener contacto con los
humanos, si no fuera para asegurarse los alimentos.
El
solitario gato salvaje hizo que su descendiente doméstico, cuyo comportamiento
recuerda al de sus antepasados en muchos aspectos, heredase esa tendencia a ser
independiente. De hecho, excepto algunos cambios sin importancia en el color,
la complexión y el tamaño, la mayoría de los gatos domésticos tienen una
apariencia física que se parece hasta límites insospechados a la de sus
antecesores salvajes.
Actualmente
viven en todo el mundo y hacen las delicias de millones de personas que
disfrutan de ellos como mascotas. Además de estos gatos de compañía, también
existen los gatos trabajadores que eliminan a los animales indeseables en
granjas, ranchos y pueblos. Aunque de mal carácter, tanto los gatos salvajes
como los de casa pueden reducir colonias de aves y mamíferos de pequeño tamaño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario