Félidos, nombre aplicado a 
una familia de animales exclusivamente carnívoros que 
pertenecen a la clase de los Mamíferos. Están muy bien adaptados 
para vivir como depredadores; todos los miembros de la familia poseen un cuerpo 
ligero y ágil con el pelaje suave, tienen la vista y el oído muy desarrollados, 
y sus garras y dientes están diseñados de forma perfecta para lacerar la carne 
de sus presas. Habitan en todos los continentes, excepto en la Antártida y en 
Oceanía. El tigre, el león, el jaguar y 
el leopardo se conocen con el nombre común de grandes gatos. La 
familia de los félidos también incluye a la pantera nebulosa y al 
guepardo. Hay doce especies de gatos en el hemisferio occidental: 
el lince rojo, el gato de Geoffrey (también llamado ocelote de la pampa), el 
jaguar, el jaguarundi, el codcod, el gato moteado pequeño (u ocelote tigre), el 
lince boreal, el margay, el gato de montaña o andino, el ocelote, 
el gato de las pampas y el puma (también llamado ‘cugar’ o león de 
montaña). El ocelote (voz náhuatl) que habita desde México hasta la Patagonia, 
es domesticable y se alimenta de aves y pequeños mamíferos. Su pelaje, muy 
variado, con un rayado de color gris perla, es muy apreciado para la confección. 
Por este motivo el ocelote es una especie protegida en América del Sur.
Los miembros de la familia de los gatos se caracterizan 
por tener un cráneo pequeño y ancho, la cara corta y las orejas erguidas; éstas 
pueden girar en el plano horizontal y el animal las emplea tanto para localizar 
mejor los sonidos, como para indicar determinadas intenciones a sus congéneres. 
Tienen unas mandíbulas robustas y fuertes que casi no mastican la carne que 
ingieren. La fórmula dentaria de estos animales (en cada mandíbula) es: tres 
pares de incisivos, un par de caninos, dos o tres pares de premolares y un solo 
par de molares, modificados de tal manera que forman una especie de cizalla que 
corta la carne, y que recibe por ello el nombre de muela carnicera. Por otro 
lado, las papilas de la lengua forman unas estructuras dirigidas hacia atrás que 
ayudan a retirar la carne de los huesos de sus presas. Todos los félidos son 
digitígrados, es decir, que caminan sobre los dedos y con la parte posterior del 
pie elevada. Las extremidades anteriores tienen cinco dedos y las posteriores 
cuatro; las zarpas están provistas de almohadillas, que permiten al animal 
caminar sin hacer ruido, y con uñas largas, afiladas y completamente retráctiles 
(a excepción del guepardo). Esto último resulta muy útil cuando no es necesario 
utilizarlas como, por ejemplo, al correr, y evitar, de este modo, su deterioro. 
Los félidos también se caracterizan por tener determinadas costumbres muy 
características, como son: el asearse la cara con las zarpas anteriores y el 
afilarse las uñas.
La mayoría de los félidos son activos al amanecer o al 
atardecer, aunque también pueden cazar por la noche o a plena luz del día. Sus 
ojos están muy bien adaptados a los cambios de luminosidad: las pupilas se 
contraen hasta formar una fina línea vertical durante los días de mucha luz, 
pero se abren y se redondean en situaciones de oscuridad. Las técnicas empleadas 
para cazar son variadas: en unos casos acechan a la presa y, en otros, esperan 
escondidos y se lanzan después por sorpresa sobre sus víctimas. Cazan en 
solitario o en grupos familiares, y el éxito de la captura dependerá sobre todo 
de la vista y el oído; el olfato también está muy desarrollado, pero éste lo 
suelen emplear en el examen de la presa y en el reconocimiento del territorio 
marcado con orina por otros machos de la especie.
Las especies de félidos que habitan regiones frías tienen 
un pelaje largo y suave. El macho es, por lo general, más grande que la hembra, 
que suele tener la misma complexión y coloración que aquél. La mayoría de los 
félidos son monógamos (se empareja un macho con una sola hembra). El número de 
crías de la camada puede variar en las distintas especies y oscila entre 1 y 6. 
Véase también Gato.

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